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de enero del año 1910, en el mismo convento de Basurto, hizo la profesión temporal para seis afios, tiempo entonces exigido por las leyes canónicas para hacer los votos perpetuos solemnes. (Acta de profesión.) III Destinado a la Revista «El Mensajero Seráfico"P.-Reli– gioso observante y piadoso.- La prudencia virtud carac– tererística.- Conjianza de los Superiores.-La profesión solemne. Naturalmente despejado e inteligente fray Aurel¡o, aunque ca– rente de amplia formación científica, innecesaria, por otra parte, para su estado de hermano, estaba, stn embargo, lo suficientemente preparado para colaborar en la administración y propagación de la Revista popular El Mensajero Seráfico, a cuyos menesteres fué luego de su profesión destinado por los Superiores, traslad$-ndole del con– vento de Bilbao al de Jesús de Madrid. Su labor fué abnegada, inte– ligente y eficaz, ya que en su tiempo· alcanzó la Revista la respetable tirada de diez y nueve mil ejemplares. Absorventes por demás, eran diaqamente dichas operaciones; sin embargo, todavía el bueno y trabajador hermano encontraba tiempo para cruzar las calles de Madrid, obteniendo suscripciones y cobrando recibos con otros hermanos, para levantar el templo de Jesús de Medinac·eli, que por aquella época se construía, a base, especialmente, de limosnas que g.enerosamente entregaban los devotos de Nuestro Padre Jesús. Varios religiosos que con el siervo de Dios llevaron vida de comu– nidad en el convento de Madrtd, dan testimonio de las virtudes sen– cillamente practicadas, sobresaliendo ·entre otras, la observancia re– gular, llamada por los entendidos máxima mortiticatio. Fué as1mis– mo piadoso. obediente y rendido a los Superiores, y especialmente dotado de sagacidad y de notable prudencta para el manejo de asun– tos importantes que confiadamente ellos le encomendaban. Así, cuan– do la cuestión religiosa se agravó después de las elecciones generales del afio 1936, y la persecución adquiría proporciones en extremo alar– mantes, el padre Provincial encomemló a fray Aurelio, vestido de paisano y quitada la barba, la delicada misión de i·r y venir, de entrar y salir para prever acontecimientos y tener al corriente de los mismos a los Superiores; misión que él cumplía con celo y laudable abnegación. 302

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