BCCAP000000000000138ELEC

Olaja, ya terminada la carretera, sin ning.ún contratiempo, al sim– pático pueblo. En este Ocejo de la Peña vió la luz primera el 4 de febrero del afio 1881 un niño que con las aguas lustrales del bautismo recibió el nombre de Facundo Escanciano Tejerina. El 20 de junio del afio. siguiente fué ungido con los dones del Espíritu Santo y declarado soldado de Cristo por medio del sacramento de la Conftrmación. (Partidas de bautismo y confirmación.) Sus padres se llamaron don Andrés Escanciano Reyero y doña Baltasara Tejerina y Tejerina; buenos cristianos, de costumbres pa– triarcales, en cuyo hogar se rezaba todas las noches el santo rosario y religiosamente asistían padres e hijos los domingos y d1as festivos al Santo Sacrificio de la Misa. Bendijo el Señor este ejemplar ma– trimonio con trece hijos, seis de los cuales fallecieron en temprana edad, sobreviviendo Nicomedes, Serafín, José, Juan, Encarnación, Ester y nuestro Facundo, quien fué uno de los mayores de entre sus hermanos. De niñ.o y de joven fué Facundo un niño corriente como todos los de entonces. Sus paisanos contemporáneos dicen de él que fué siem– pre bueno, obediente a sus padres y mayores, aficionado a los rezos y a las fiestas religiosas celebradas en la tglesia parroquial, y que huia de discusiones y de reyertas con los otros. Jamás dió un mal ejemplo o mantiestó tener malas costumbres. Ya en plena juventud alternaba con los otros jóvenes en las diversiones populares públicas.. morales como eran en aquellos felices tiempos. (Varios vecinos de Ocejo.) Lleg.ado al tiempo marcado por la ley sorteó con los otros jóvenes del mismo Ayuntamiento para ir al se-rvicio militar o quedarse Ubre. A Facundo no le favoreció la suerte, prestando con buen ánimo por espacio de tr~s años este servicio a la Patria. Regresado después de nuevo al hogar paterno, siguió la misma vida rutinaria campestre propia de pequeños centros agrícolas y ganaderos. Con el servicio militar se amplió el horizonte, antes tan reducido, e indudablemente tuvo mayor conocimiento del mundo. Pero aquella más amplia visión ni le deslumbró ni le cautivó, antes bien, sirvióle de notable des– engaño, llevándole a una conclusión práctica que orientaría para siempre la trayectoria de su v\da, como verá el lector enseguida. 300

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz