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escuela fué siempre el primero, y aunque no era amigo de buscar ruidos, pero tampoco se dejaba pegar, sino que sabía defenderse y triunfaba. Con él iba a la escuela, distinguiéndose él sobre los de– más en todos los órdenes, quedando al frente de la escuela en las .ausencias del maestro, y ordinariamente hada de pasante., (Blas Prieto.) «De joven era un muchacho corriente. Como su padre era de tan buena posición, tenía que alternar en sociedad. Era aficionado al juego de pelota, y siguiendo la corriente de los otros jóvenes, alter– naba algo en los bailes, pero siempre con recato y moralidad. sus conversaciones no fueron nunca libres o deshonestas. No dejaban de buscarle y seg.uirle las muchachas, mas él no se dejó seducir.:. (Elíseo Cordero Fterro.) TI Las buenas Zecturas.-Servir a Dios y S!llvar el alma.– Religioso ante todo.-Mártir si es necesario. Ningún despropósito es afirmar que el hombre intima como con el mejor amigo con el libro de su gusto leído reposadamente, por– que su inteligencia digiere y asimila las ideas en él vertidas por el autor que le dió vida. ¿Es bueno el libro? Siembra la semilla de la verdad y del bien en el lector. ¿Sustenta, por el contrario, ideas diSolventes, irreli– giosas, materialistas, ateas, inmorales, corruptoras? Pues entonces desorienta o tuerce completamente la inteligencia y pervierte y co– r·rompe la voluntad y el corazón de quien en él se ha empapado. El joven Ezequiel tuvo la fortuna de leer libros edificantes, úti– les, orientadores y adecuados para sembrar en su alma la semilla de las virtudes cristianas, la or.ientación al bien y a la piedad, germi– nando como consecuencia los primeros brotes de vocación al estado religioso. .«Ingresé yo en la Orden Capuch¡na y en ella permanecí alre– dedor de diez meses, y por falta de salud tuve que regresar a casa. Vine con el fervor adquirido en el convento, e intimé más con Eze– quiel, pues a él le gustaba ya entonces hablar de la vocación y del convento. Desde entonces dejó de alternar con la juventud y se dió al recogimtento y a leer libros piadosos, especialmente la Sagrada Escritura y las Glorias de Maria de San Ligorto., »Tenia Ezequiel en ·el pueblo un amigo llamado Fé}tx Alvarez, que enfermó y murió tuberculoso, y tal vez fué ésta la circunstan- 292

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