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diendolo así el esposo, desiste de su primera intención del trabajo en el pa jar, y comienza la limpieza de los referidos envases. No ha– bían t ranscurrido quince minutos cuando se oye un fuerte y ex– traño ruido que produjo la alarma consiguiente entre el vecindario de las casas inmedia tas. El t ejado y el piso del pajar se hundieron sobre una cuadra por derrumbamiento de una de las paredes. De ha– berse hallado el señor Vicente ocupado en su tar.ea prtmeramente proyectada, hubiese perdido irremisiblemente la vida entre los es– combros. ¿Fué o no la Divina Providencia, por mediación del padre Ramiro, quien salvó de la muerte a su padre? No lo sabemos. Lo cierto es que por estar constantemente encomendándonos a él, por creerle mártir de Dios, y disfrutando de El en el cielo, nada de par– tjcular tendría que en el caso expuesto se haya visto marcada su protección para salvar a su padre de una muerte tan trágica como cierta. (Florencia PMez González.) Sebastiana Muñoz Criado, mayor de edad, natural y vecina de Cuéllar (Segovia), atribuye los hechos siguientes a la protección que le ha dispensado el padre Ramiro de Sobradillo. Hallándome, dice la manifestante, ligeramente enferma, recurrí al médico de cabecera; y después de varjos tratamientos no conseguí aliviarme, permanecien– do en esta situación dos años .Recibí una hoja con la fotografía de los mártires capuchinos de Madrid y El Pardo, y encomendándome con especial devoción al padre Ramiro, le hacía la novena con frecuen– cia, empezando a notar gran mejoría, hallándome actualmente con plena salud. Al propio tiempo le pedía la reconciliación de dos hijas que tengo, casada la una y soltera la otra, las cuales han estado cerca de tres años enemiSta das de tal forma, que si alguna vez se cruzaban la palabra era para insultarse mutuamente. Hace aproxi– madamente dos meses que han empezado a hablarse, y hoy ya reina entre ellas el verdadero amor fraternal, y se ayudan mutuamen te en sus cometidos, siempre que se presenta ocasión para ello. Agradecida la madre al padre Ramiro por estos dos beneficios, entrega una li– mosna para ayuda del proceso de beatificación. Como tengo una gran devoción al padre Ramiro de Sobradillo, por los milagros que me hizo, deseo darlos a conocer para que sirvan para su proceso. He retrasado en hacerlo por las circunstancias triS– tes que me han acontecido y que verá en mi carta. Mi querido es– poso (q. e. p. d.) era de nacionalidad suiza y protestante. Se hizo católico para ca.sarse conmigo, pero no practicaba, aunque sí le pa– recía bien que h iciese yo de mis tres hijos unos católicos fervorosi– simos y buenos ; y tanto a ellos como a mí nos preocupaba, t anto más cuanto que padecía del corazón y con tensión alta. El era di– rector de una importante fábrica de una firma extranj era, y sufría 254

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