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los cuales, según afirma el padre Buenaventura de Carrocera en la;. ya citada obra, con dificultad se- pudieron identificar, pues a causa de haber sido removidos para extraer otros cadáveres, no presentaba su caja sino un montón informe de huesos y ropas. Identificados los restos por las ropas, 'reconocidas por testigos pre– senciales, fueron recogidos en decente caja y con los de los otros mártires capuchinos, trasladados a la iglesia de Jesús, para celebrar en ella solemnísimos funerales, con un lleno completo. Después fue– ron llevados a la cripta de la Concepción, que en la sacramental de San Isidro poseen los Padres Capuchinos. A1l1 reposan los que fueron tan maltratados por ser religioso, Superior de El Pardo, padre vigi– lante y bondadoso de sus súbditos, pedagogo inteligente, que en la flor de la edad dió generosamente su vida por Dios y por la reden– ción de España. El Proceso de Beatificación del siervo de Dios padre Alejandro forma un todo con los demás Capuchinos asesinados pertenecientes a las Comunidades de Madrid y de El Pardo. Se introdujo el 5 de abril de 1946. 'Y aunque sóio falta en la fecha en que escribimos– estas lineas el Proceso de non culto y la sesión final, mientras esto no se verifique, no puede llevarse el Expediente a la Sagrada Con– gregación de Ritos. Que los devotos del siervo de Dios pidan al Señor por su intercesión la pronta terminación del Proceso informativO' como ansiosamente lo estamos esperando. 217

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