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72 ANUARIO MISIONAL ~~~~~~~~~ posesión del Kang, no sin antes recibir un regular coscorrón con· Ira una tabla, que sostenida por dos estacas, hacia veces de apara· dor. Eran ya las cuatro de la tarde y la gente, abandonados ya los trabajos, ibo arremolinándose en derredor de mis caballos, comen· tando t!midamente la aparición de aquel hombre del reino de fue· ra. El Bigotiños procuraba re.animarlos, y poco a poco viose mi Kang rodeado de algunos niños más atrevidos; aparecieron después las caras enjutas de algunos hombres, que recelosamente se acer· caban y al ver que los recibía con la mayor llaneza y los invib;ba a sentarse conmigo, iban perdiendo el temor y llegaban hasta a ofre· cerme sus pipas largas de 60 ctms. Eché yo también mano de la mía y cargándola con la mayor solemnidad, la encehdi en un can– dil de aceite y alarguela a un viejecito que se había sentado a mi lado. Desde aquel momento cesó la desconfianza y mi pipa, Ja pri mera pipa europea que humeaba en aquellos montes, íué pasando por las manos y bocas de todos como maravilla de comodidad y de arte. Qué madera es esta que no se quema? A cuantos kms. está el reino de fuera? Se siembra allí trigo? Hay animales? Son como los de aquí? Hay reinos de hombres salvajes? Reposadamente iba yo contestando a las multiples preguntas de aquellas gentes sencillas, cuando el Bigotiños, después de pa· sear los caballos y acomodarlos en una cueva vecina, hizo su epa· rición en la asamblea.y pidiendo mil escusas vino a subirse al kang y sentándose a mi lado aceptó la pipa de otro contertulio y comen· zó su catequesis en estos o parecidos términos. El opio es cosa mala. La primera planta del opio nació en el sepulcro de uno de los emperadores de la familia de Han. Dios es muy bueno y ante· rior al cielo y a la tierra. Nuestra antigua religión creía en la uni· dad de Dios. El demonio ha corrompido nuestras antiguas creen· cias para que olvidáramos a nuestro gran Padre. Le ley del Señor del cielo comprende diez mandamientos. El catolicismo no es reli· gión extranjera sino universal. Los protestantes mandan no honrar a nuestros padres. Nosotros tenemos oraciones para sacar a nues– tros padres del infíerno.... Así en este orden y salpicando su plátíca con victoriosas riso· tadas, iba mi buen viejo mezclando lo humano con lo divino, lo pro· pio y lo extraño, errores históricos con verdades dogmáticas y herejías evidentes. Aproveché pues uno de los remansos que hizo para empalmar su pipa con la del vecino, y tomando yo mismo la palabra, ordené en buenas razones las no muy concertadas de mi pobre Bigotillos.

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