BCCAP000000000000125ELEC

54 ANUARIO MISIONAl. dijo el criado que nos guiaba, y a quien hablamos mandado por de– lante a explorar el terreno, que el pueblo estaba infestado de comu– nistas, no siéndonos posible, por consiguiente, seguir adelante. Para eso habíamos caminado durante casi todo el dia, bajo una lluvia pertinaz que no dejó de molestamos ni siquiera un momento? Montaftae de S . o. df' Ptngllang Afortunadamente había no lejos de allí una familia cristiana, e donde decidimos ir, aun con riesgo de ser descubiertos por los co– mwiistas. Era demasiado el tiempo que llevábamos cosidos a las si– llas de los caballos y sin probar bocado alguno. Con ser el mes de agosto, estábamos transidos de frio. La humedad habla traspasado los impem1eables. . '! . Grande fué nul!l>tro gozo al oir de boca de aquellos cristianos que los comunistas que ocupaban el pueblo cercano no eran tales comunistas, sino soldados del Gobierno que venían a impedir el pa– so de los Rojos. ¡Bendito Dios que proteje u los suyos! Estábamos pues, fuera de peligro; pero dónde estaban los ro– jos? Qué era de la Estación misional, de mi querida Estación de Ytituchen? Podíamos volver a ella? No tardamos en enteramos de lo ocurrido. Los comunistas intentaron apoderarse de Kingchow, pero ante la imposibilidad ~de pasar el rlo, enormemente crecido, desistieron

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz