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44 ANUARIO >llSIONAI. En tales circunstancias llegaba la expedición española de colo– nizadores y misioneros Capuchinos. Entre los que salieron a dar la bienvenida al Excmo. Gobernador S r. O. Isidoro Posadillo y a nuestros Relig iosos encontrábanse, muy a pesar suyo, los ministros protestantes Mr. Doane y M. Ruan, quienes hasta ese momento ha– bían sido los dut ilos casi absolutos de Ponapé. Un año más tarde, el gobernador Sr. Posadillo, que tratara en los comienzos con suma dt-ferencia a los ministros protestantes, man– daba encarcelar al principal de éstos, Mr. Doane, al parecer, por graves excesos cometidos contra la soberanía española y por los atropellos perpetrados en las personas y haciendas de los indígenas. Y el 9 de j unio del mismo ailo de. 1887 salia Mr. Doane en el vapor •Manila• desterrado a Filipinas. Tan enérgica y decidida actitud del Gobernador causó hondo pesar a muchos Ponapenses, que reverenciaban profundamente a Mr. Doane, y excitados por otros ministros seudoevangélicos co• menzaron a atentar contrn la pública tranquilidad. Y tan buena malla y prisa se dieron en soliviantar los ár.imos que el 1 de Julio estallaba una sangrienta revuelta, en la que perecieron asesinados por los re· beldes el Excmo. Gobernador, el secretario de gobierno, el médico de la armada y algunos soldados, salvándose milagrosamente de una muerte segura nuestros misioneros con parte de la gente de la co– lonia, que se refugiaron en el pontón •María de Molina> (1) Dominada la sublevación, pero impunes los principales culpa– bles, una aparente calma se tendió por toda la isla, tan aparente que tres años después, en 1890, encendiase una nueva guerra en Metalanim, la tribu más refractaria a la influencia católica y espa– ñola, corriendo en esta ocasión gravísimo riesgo de sucumbir a manos de los revoltosos el R. P. Agustín de Aríilez y Fr. Benito de Aspá, que se hallaban destacados en la estación de Aleniang, tribu de Kiti. (2) Finalmente tenia lugar en 1898 un tercer levantamiento, cuando la guerra de España con los Estados Unidos ( 18 de Abril- 10 de Di· (1) También nuestros misioneros de Vap pasaron en !SSS Por trances muy difíciles, pues loa pueblos salvajes del interior de lo isla aprcstábanse a reprodu· cir las sangrientos escenas de Ponapé. El P. Oonlcl de Arbllcegui, noticioso delo que contra la colonia -.e trnmaba, presentóse ante loa conjurados sin mA& arrnAe que et crucifijo y e1 breviario en sus manos, y ttm hondamente acertó a conmo· ver los duros corn:tonee de los salvajes, que abo1nlonoron estos dócilmente, des· pués de oirle, sus sanguinarios proyectoe. (2) Debido sin dudo a esta segunda sublevación provocada como la primera por los Metodistas, fu6 c¡ue el Oobemador expulso de Ponapé a los misioneros protestantes, sin c¡ue Por eso dejara de sentirse su nefasta Influencia (Cfr. Anal. XII, 343)

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