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I~ A las 5 de la tarde, el rápido directo a 'Vein· timilla. Una lluvis to– rrenciaI caía en aquellos instan– tes en que pre– cisaba acomo– dar el numero– so eq uioaje, que consigo lle– vaban. A!'<UAR10 1\llSIO:-IAI.. Y loa objetos cnccrrÁdos en eaas 97 calas, excitarán la an· siedad y curioshJad del misionero, porque en coda caja, te aguordan muy agradables sorprcaos La corta parada del tren en Lourdes; la actividad por buscar un departamento para los cinco, mientras otros recogían los bultos y maletas por las ventanillas; la lluvia pertinaz que cala, eran cau– sas que atraían toda la atención, sin permitir al pensamiento el va– guear en esos recuerdos de despedida. Unos minutos no más... se oye el aviso de salida... la potente máquina eléctrica arranca velozmente arrastrando el convoy, y a– penas sin darnos cuenta los aleja de nuestra vista. ¡Adiós! No hay momentos de emoción; ni lágrimas de tristeza. Una oración ferviente, confiada ante la gruta de Lourdes por ellos, por sus compañeros que les esperan, por la misión. Fr. Nicolás de Laguardia Proc. y Secrt. de Misiones. San Scttas1l6a.-Un rinconcito de ta Exposición

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