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76 ANUARIO MJSIO!'lAL noticia! exclaman los dos Padres. No es noticia, corrige el Herma– no; es notición... La noche se pasó en preparar los paquetes del rescate, y se sei!alaron los hombres que hablan de llevarlos al cam– pamento rojo. 71 -El res~te fr ustrado de mis concautivos. Los redentores de los cautivos de Huo·sui vinieron con el ex– capitan de bandoleros Xan-yü·oan (n. 0 66) agente secreto de Jos comunistas en aquel pueblo y sus aladeños. Tra!an algunos vesti– dos para sus protegidos, y ricos presentes y mucho dinero para los comunistas. Presentes y dinero fueron muy bien recibidos y alegre– mente repartidos entre Jos ladrones de toda categor!a. Pero los prl· sioneros..... continuaron en prisión. Ante tamaílo fracaso, ante tan cruel y penoso desengailo lloraron de desesperación, y el anciano presidente del consejo escolar se afectó tanto que ya en adelante no tuvo día bueno. Declaró la huelga de hambre y se dejó moriren las tristes circunstancias que más abajo diré. A los redentores se les leyó una nueva cartilla de condiciones y proposiciones, conmi– nándoles el auditor de guerra Liu-tse-ta que si no las cumplían in· tegramente y a la letra los prisioneros no recobrarlan la libertad. El enérgico discurso del auditor fué acogido con grandes aplausos de los rojos. Aquello era para mí altamente aleccionador. Era como para poner en remojo mis barbas viendo cómo se pelaban las del vecino. Segurísimo estaba yo de que mis compaíleros no tardarían en completar Ja convenido para mi rescate; de lo que no estaba tan seguro era de que los bandidos fueran fieles a su palabra. Al fin ¿qué significan para un bandido el homor, Ja lealtad y la verguenza? No paró aquí mi aflicción. Hasta mis compaileros de esclavitud se pronunciaron contra mi. La desesperacién suscitó en sus pechos el rencor y la en\>idia, y as! gritaban: ,•Por qué a nosotros nos exigis miles de pesos por cabeza, a nosotros que nos alimentamos de pa– nizo, de alforfón: a nosotros que vivimos en miserables cuevas; y a tres l!xtranjeros que comen pan de trigo, calzan medias y montan mulas y viven en casas de material no pedis en conjunto más que 500 dólares en especie?• Ya se ve qué abogados tan buenos tenla yo en aquellos colegas protestantes. De todos desamparado, atormentado de parásitos implacables a cuyo exterminio me dediqué metódicamente, pagando as! el po– quito calor que me prestaba la convivencia de mis concautivos, mi esperanza solo pesaba en Dios.

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