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24 ANUARIO ,\\ISIONA~ ción de cuatro Padres. Y en 1783 fué la expedición integrada por los religiosos siguientes: Padres Jaime de Tafalla, Patri– cio de Los Arcos, Bernabé de Logroño, Celedonio de Zudai– re, Esteban de Los Arcos, Francisco de Arróniz, Gabriel de Estella, Serafín de Pamplona, Pedro de Corella (natural de Fustiñana), José María de Azcoitia. Y en Diciembre 1787 fue– ron los Padres Manuel de Cervera, Serafín de Los Arcos, Antonio de Cervera, Carlos de Cintruénigo y Hermanos Pa– blo de Alzórriz., Paulina de Pamplona y Adrián de Autol, es– tos tres últímos coristas, que después se ordenaron de pres– bíteros. Esta expedición hizo ascender el número de Misioneros a veinte. Estado de la Misión en 1799 Por un informe de D. Fernando Mijares, Gobernador de Maracaibo, sabemos el estado de aquella Misión en el año 1799: contaba once pueblos; 18misioneros; 325 familias; y 1.333 cristianos. En 1810 el Padre Miguel de Tudela, Prefecto de la Mi– sión, hizo una estadística de la misma, pero apenas difiere de la anterior. Los disturbios político-religiosos de España y de Vene– zuela ocasionaron antes de 1825 la ruina total de nuestra Mi– sión de Maracaibo. Las tragedias de la Misión Los indios motilones fueron siempre y son aún muy car– nívoros. Sabido es que preferían la carne humana para sus festines. Nuestros Misioneros vivían en continuo sobresalto. Citaremos algunos casos. En el año 1744 atacaron al pueblo de Titzacoa, hirieron al Padre Pedro de Alcañizas en su propia casa , mataron a dos indias ya cristianas e hirieron a buen número de indíge– nas. U!1 año después un grupo de motilones hizo otra incur– sión. Mataron a un negro de la comitiva del Padre Silvestre de Labata, entre los ríos Macoa y Apón; y este Padre esca– pó con vida por milagro. En 1749 dieron muerte a flechazos, muy cerca del pueblo de Piche, a cuatro indios cristianos y a un niño de corta edad,

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