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218 AllUARIO MISIOSAJ. nunca a entusiasmarnos el recuento que cada misionero nos trasmi– tía de l::s ideas y ensuei\os, que abrigaba realizar en ~u estación; y si mirábamos complacidos el resurgir aquí y allí de un nuevo grupo de catecúmenos, y la erección de estaciones secundarias, y nuevas iglesias y capillas, pero no lo sabíamos apreciar en la lectura de tantas cartas, escritas con un júbilo indescriptible y con un entusias– mo siempre creciente, único factor predominante en todas estas conquistas de apostolado misional. Insignificante parecía esta lubor, y no concebía grandes espe– ranzas de un brillantísimo resurgir; la dificultad con que en su mar– cha victoriosa habla de tropezar cada uno de ellos, y parecía que les obligaria a suspender la marcha atrás era el factor dinero, que si es en todas partes necesario, muchísimo más en esta zona, donde el protestante mantenía a sus adeptos, merced a las dádivas persona– les, y al trabdjO colonizador, en el que invertía crecidas sumas. Si en el peligro se forma el héroe, era el momento para que nuestros misioneros mostrasen toda la abnegación de que es capaz un corazón apóstol, cuando es movido por el único ideal sublime y digno de la vida: ~que Cristo sea conocido y amado» La estadística de 193.3 (Julio), que llega a mis mar.os , donde en una mirada de conjunto puedo contemplar sín ambigüedades to– da la actividad desplegada por los misioneros, y los abundantrsi– mos frutos en tan breve espacio de tiempo cosechados, nos demues· tra el rápido resurgir de una mis!ón; y con esos datos concretos y determinados de la marcha de las Instituciones y Obras misionales el panorama que se nos ofrece inundado ahora de ráfagas de luz resplandeciente, podemos creer en un próximo y resonante triunfo de Cristo en los corazones de aquellos pobres y por tantos siglos abandonados kansuanos. Unos apuntes de esta estadística, sobre los diversos factores que intervienen en la complicadisima vida misional, nos harán epre· ciar más y mejor la marcha ascendente, que en este primer trienio ha seguido nuestra Prefectura Apostólica de Pingliang, la más pobre, la más abandonada, la más alejada de toda comunicación para estrechar sus relaciones con las restantes misiones chinas. L a creación de escuelas La importancia capital de la educación de la niñez nunca pasa des11percibida al sacerdote de paises católicos, ¡cuanto menos al mi– sionero de tierras de infieles! Los nuestros comprendiendo que el único camino para empezar la evangelización era atraer a los niños, pues a los ancianos los encontraban muy apegados a sus creencias

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