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166 ASt;ARIO MISIOSAL no soplaba tenían que arrastrar lus embarcaciones con cuerdas ata– das a los mástiles, o se veían obligados a detenerse allí, donde los patronos de las embarcaciones lo deseaban. Al fin, y después de mucho trabajar y de mucho sufrir llegaron a Lao·ho·kow donde dese>insaron varios dias, hospedándose en la Pro– cura de los Hnos. Maristas, aprendiendo de ellos cual es la vida del misionero, pues todos desde Mons. Ricci hablan sufrido grandes atropellos. Estas e..cenas de heroísmo enfervorizaban a nuestros mi· sioneros y les alentaban grandemente en su empresa, y ansiaban por apresurar su viaje, en el que iban a encontrar una terrible aventura. Con nuevas barcas y nuevos remeros, emprenden el día prime· ro de Diciembre su viaje hasta Hing-ngan-fu (SHENSI), pero tuvie· ron que pasar muchas noches en las mismas barcas a la intemperie del río. El día 15 de Diciembre a las once y media de la mañana, entre las abruptas montañas del HUPE y del SHENSI, escucharon una horrenda detonación de fusil, que les anuncia la presencia de los ladrones. Las descargas se suceden sin interrupción y et P. Si· món de Bilbao da a todos la absolución. La nave había recibido veinte impactos. Una bala se detuvo en la maleta tras de la cual defendía su cabeza el P. Julián de Yurre: dos quedaron en los baúles estropeando algunos ornamentos: y lo peor del caso era, que dos de los barqueros, sufrían un gran derra– me de sangre, porque en ellos habían hecho blanco los ladrones. Rendida la barca, entraron una cuadrilla a registrar cuanto llevaban, pero cuando más 1:ntretenídos se hallaban saboreando el botín, un nuevo tiroteo resuena en el monte, y los bandidos temerosos de ver· se sorprendidos por los ladrones se dan a la fuga. Fué una estrategia del P. Hesser, que venia detrás con las otras barcas alemanas, y dándose cuenta del percance, quehabla so· brevenído a los nuestros, merced a unos pocos soldados conocidos suyos, que habla recogido en su barca, les obligó a disparar sus fu– siles, obteniendo con esta sencilla maniobra una seilalada victoria contra los ladrones, que muy poco provecho sacaron, pues insigni– ficantes fueron los objetos a los nuestros robados. Felices y gozosos, viendo palpablemente la protección del cielo, continuaron su marcha llegando el día 18de diciembre a Hing-ngan– fu (SHENSI), fin de la segunda etapa. De nuevo en el rio el día 'O de Diciembre con dirección a Han– chug·fu {E, del SHENSI), pero la travesía es cada vez más pesada: el viaje más dificultoso porque tienen que atravesar más de cin· cuenta rápidas o presas: y sobre todo sumamente penoso porque la

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