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98 ANUARJO MJSJOSAL Villava fué nombrado Def. General en sustitución del Emo. Carde· nal Vive$; y el P. Pedro de Usún hubo de aceptar el nombramiento de Provincial de N. Sra. del Pilar formada por Vascongadas-Nava– rra y Aragón a quien se confió la misión de Chile. Asi resolvió la divina Providencia en Chile la vieja dificultad de todos los paises de misiones mediante el trabajo de los P. P. Capuchinos; unos a· vanzando de continuo en demanda de los infieles araucanos desde el Cantín al Sur; y los otros manteniendo la conquista entre fieles con su continuo apostolado de el Cautin al Norte. I V Los capuchinos españoles en la Argentina: nuestra M isión en las dos Repúblicas Por los mismos años en que la Divina Providencia ocurría a las necesidades espirituales de fieles e ir.fieles en Chile, en la Rep. Argentina preparaba por análogos medios nuestro campo de acción. Existía en Buenos Aires en 1885 una barriada pobre formada de emigrados en su mayoría italianos; llamábase Bañado de Flores, al extremo sur de la capital argentina: en ese barrio se arrojaban y quemaban las basuras y se tiraban todos los detritus de los matade· ros qi:e ofrecían ocasión de miserables industrias a los pobres,olvida· dos de todos menos de la caridad cristiana que los socorría por las Conferencias de San Vicente. Entre las señoras de esfa benemérita Asociación surgió la idea de levantar, en aquel lodazal, una Capillita en honor de la Virgen Sma. del Rosario de Nueva Pompeya; de su ejecución encargóse el capellán de las Conferencias, Sr. Darlo Bro· ggi, hombre de gran habilidad para recoger limosnas. Cuando el proyecto primitivo había comenzado a realizarse, algunas señoras pensaron encomendar la Capilla a los P. P. Capuchinos de la Pro– vincia de Génova no conocidos en Buenos Aires, pero que en la Rep. Oriental de Uruguay gozaban de envidiable popularidad y veneración por el trabajo que desarrollaban en su hermosa iglesia de S. Antonio en Montevideo. El 8 de Mayo de 1.886 el R. P. Alipio de Alba, previa consulta con los Superiores Mayores, aceptó el ofre· cimiento, y entonces las señoras dejaron el asunto confiado al Ca– pellán que se encargarla de las obras proyectadas y que diferían mucho de lo inicial del proyecto, supuesto que ya en un Prospecto impreso y repartido con gran profusión, se anunciaban una gran Ba·

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